21 abr 2017

TENDENCIA GUEVARISTA: SITUACION POLITICA

SITUACIÓN POLÍTICA
Con el parazo nacional del 6 de abril, realizado por la presión de las bases y el desprestigio de la burocracia sindical, podríamos decir que se “cerró” una primer oleada de movilizaciones antigubernamentales que, entre fines de febrero y el 6 de abril movilizó a más de 2 millones de trabajadores/as y otros sectores populares. Dicho “cierre” obedece a varios motivos, entre los cuales podemos señalar. a) al cansancio (lógico) de las fracciones de la clase trabajadora que protagonizaron fundamentalmente dicha oleada (docentes, sobre todo); b) al papel de la dirección docente, timorato y más preocupada en que las bases no la pasen por encima, motivo que la llevó a desinformar, a comunicar medidas de fuerza de un día para otro sin ningún tipo de debate en la base y, c) a no preparar –por todo lo antes dicho- a las bases para una pelea dura. Si incluso ni CTERA convocó a huelga nacional en apoyo a los docentes bonaerenses, que eran la punta de lanza del combate. Pero también es parte de ese respiro que se toman las masas la falta de un Bloque de organizaciones sindicales y populares capaces de dar perspectiva a la lucha en curso y de comenzar a ocupar el vacío que se ha abierto con la parálisis de la burguesía sindical. La convocatoria de estos días en la Unión Ferroviaria, Seccional Oeste, para dar continuidad a la lucha y por un paro activo de 36 horas puede ser un intento valioso en ese sentido.
Un gobierno débil
Con la marcha del 1ª la administración macrista intentó ganar algo de aire, apoyado por una tremenda campaña de los medios de comunicación adictos, queriendo poner en igualdad de fuerza los dos millones movilizados contra el gobierno con los 30 mil que el mismo logró reunir.
Una visión superficial puede llegar a creer que la represión en Panamericana primero, a los docentes cuando intentaron colocar la carpa luego, como las bravatas posteriores, obedecen a un gobierno que se ha fortalecido. Nada más equivocado. La represión de los otros días, como las bravatas, están dictadas por la caída de las expectativas en el gobierno, tanto por derecha como por izquierda. Por izquierda, porque muchos de los que lo votaron hoy lo repudian (por caso, sectores importantes de la docencia como entre los profesionales de la salud). Por derecha, pues su núcleo duro comenzaba a desconfiar de quien habían ungido para dirigir el país. Con lo cual Cambiemos lo que está intentando con estas medidas –y con la polarización con CFK- es no sufrir más desgajamientos de su núcleo duro, como también intentar recuperar algo de lo que se le ha ido, quienes puestos ante la disyuntiva “el pasado” o Macri, podrían volver a votarlo, aunque la inmensa mayoría de los que lo votaron y ahora se están movilizando difícilmente vuelvan a confiar en Cambiemos. De allí también las aseveraciones de que no hay plan B, o que no le importa perder las elecciones en octubre, toda una mentira pues saben perfectamente que una derrota electoral en octubre lo dejará en peores condiciones para intentar llevar adelante su política.
A estos problemas se le agregan las peleas internas en el seno del mismo gobierno, expresión de pujas entre diferentes corporaciones del bloque de poder. A la expulsión de Isella Constantini, le han continuado la de otros funcionarios, aunque algunos por graves acusaciones de corrupción, mientras que otros por claro enfrentamiento con parte del elenco gubernamental, como es el caso del titular del INCAA (que hasta el propio Campanella salió a bancar y denunciar que es una operación) como la del vice ministro de Energía 8hombre de PAE del grupo Bulgheroni) que se fue acusando de autoritario a Aranguren (hombre de Shell). Pero con todo lo importante que eso representa, lo más preocupante para la burguesía es la situación socio-económica. Al contrario de lo que intenta hacer creer el gobierno la economía sigue frenada, Brasil –nuestro principal mercado- tiene prácticamente paralizada su economía y con una crisis política en ascenso, lo mismo que la movilización de masas. En nuestro país las ventas están en picada; mientras el dólar se abarata por la entrada de capitales golondrinas se verifica un importante crecimiento de la fuga de capitales; el Banco Central, como forma de frenar la inflación (que ya orilla el 30% anual) ha vuelto a aumentar las tasas de interés, con lo que los únicos que ganan es una ultra minoría ligados a la bicicleta financiera. Que ese cóctel termina en una crisis semejante a la de 1982/83, a la de 1989, o la de 2001, es lo que preocupa a varios analistas e ideólogos de la burguesía, y es lo que viene denunciando un sector de la burguesía argentina nucleada en la UIA (por boca de Mendiguren, Pignanelli, etc) que cada vez más abiertamente reclaman un cambio en la política económica.
El campo obrero y popular
Lo primero que muestra nuestra clase es que la disposición de las masas está muy por encima de todos y cualquiera de los destacamentos socialistas y/o revolucionarios; ni que decir respeto a la burocracia sindical, que terminado el paro salió a buscar una nueva tregua con el gobierno Cada día que pasa el alza de masas pone de relieve la falta de una organización obrera revolucionaria, no sólo en la falta de acción independiente, sino hasta en la propia lucha sindical. Así quedó demostrado en el caso de la Panamericana donde sólo un pequeño grupo estuvo en condiciones de responder –y muy limitadamente- a la prepotencia de la gendarmería. Aún así, cuando respondió, se ganó la solidaridad y el apoyo de buena parte de las bases de los distintos grupos que habíamos ido más a un picnic que a una jornada de lucha. Allí cabe una autocrítica de todos, en especial de los que venimos planteando que no es imposible una represión aguda en algún momento, justamente porque es una respuesta posible de un gobierno débil. De la Rúa reprimió cuando más débil se encontraba, lo mismo Duhalde, para citar sólo dos ejemplos.
Pero donde más se mostró la carencia de una organización dispuesta a enfrentar revolucionariamente al sistema fue en el desenlace de la lucha de AGR, que al igual que la lucha de Atlántida hace ya años (también dirigida por el PO) fue entregada sin ningún tipo de resistencia.
Lo segundo es que las organizaciones mayoritarias de la izquierda –dominadas por una estrategia socialdemócrata- están interesadas sólo en acciones que ayuden a derrotar electoralmente al macrismo –y les permitan aumentar sus bancas en dos o 3 diputados- que en voltearlo revolucionariamente. Ello quedó claro en Puente Pueyrredón, donde el Partido Obrero, a travez de su máximo referente en el Polo Obrero, increpó a camaradas y organizaciones que decidieron cortar un carril que permanecía abierto acusándolos de no respetar los acuerdos, con lo cual quedaba en claro que: 1º) tenían un acuerdo con el gobierno de dejar carriles abiertos (igual que la CCC y la FTV a fines de los 90 y principios del 2000) y, 2º) que estando invitado (los días previos al corte) a la reunión en ATE Sur, donde se debatió y acordó las características del mismo, el PO no concurrió. Posiblemente porque haya priorizado su reunión con el gobierno para acordar las características de los cortes. Pero más graves son aún las declaraciones de Pitrola a los medios en los días posteriores inmediatos a la jornada del 7 de marzo. Allí, el referente del PO reconoció haber acordado con la burocracia ubicar sus columnas a 200 metros del palco, esto –decía- como muestra de que no habían sido ellos los que coparon el palco de los burócratas.
Ese carácter de buena parte de las organizaciones de izquierda mayoritarias es lo que explica porque están más dispuestas a pelearse entre ellas por quien coloca la bandera más adelante (así aparecen en los medios) que enfrentar a las fuerzas represivas. Si la pelea fuera por encabezar la primera línea de combate dicha puja sería loable; pero así a lo que estamos asistiendo es a la degradación de la política socialista revolucionaria.
En este sentido, un párrafo aparte para los camaradas del Frente Único IR/OP Nuevo Hombre, que están logrando importantes pasos en organizar un sector de la juventud, pero que hace rato vienen siendo arrastrados tras la política del PO, el día del paro a un acto de neta características electorales en el Obelisco, cuando hubiera sido más lógico –en todo caso- ir contra el mini-Davos.
Por último, el gobierno cuenta a favor con la división que logró introducir –muy posiblemente por el acuerdo firmado con el triunvirato piquetero- entre trabajadores ocupados y buena parte de los movimientos que nuclean a los trabajadores desocupados. Ésa es una brecha que debe cerrarse, de allí que la convocatoria de la seccional Oeste de la UF deba ser abierta también a los desocupados transformándose en un Plenario o Congreso de las corrientes de Lucha del movimiento obrero y popular.
Conclusiones
Que con conducciones sindicales no burocráticas, ni empresarias, sino combativas y democráticas se puede torcerle el brazo al gobierno lo muestra ATEN. El gremio docente neuquino viene de firmar un acuerdo salarial del 31%, el que contiene un 8% de recuperación por la inflación del año pasado.
Pero con importante que sea ello para la lucha y conquistas inmediatas de las fuerzas del trabajo, lo cardinal de esta nueva alza del movimiento obrero, es la necesidad de un Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Pueblo y un Frente antiimperialista y por el socialismo. Ellas son las herramientas imprescindibles para un cambio radical revolucionario de la sociedad, única forma de plasmar efectivamente los derechos del pueblo trabajador. Única manera de que tanto sacrificio y tanta sangre no haya sido vana. Mucho más cuando (como dijimos párrafos más arriba) sectores de la misma burguesía reclaman un cambio, pero claro, dentro de los marcos del capitalismo, tal cual sucedió en el 2001 y en otras crisis anteriores.
En ese sentido es bueno recordar, para mejor comprender la importancia de una organización proletaria revolucionaria, que en la década del 70 la clase obrera y el pueblo había logrado construír una fuerza revolucionaria, aunque aún incipiente, pero capaz si de ofrecer la posibilidad de una salida por fuera de los marcos del sistema.
Por eso para este 1º de mayo venimos trabajando, junto a fuerzas afines reunidas en el Encuentro de Comunistas, y otras que no pertenecen a ese espacio, en un acto con estas características. Creemos que lo que reclama el momento es un debate en torno a las posiciones y concepciones de los destacamentos con intenciones revolucionarias, donde cada uno exponga que pasos considera necesarios dar a efecto de contribuír a la construcción de la herramienta revolucionaria que la lucha espontánea de nuestra clase reclama.
Por otro lado, consideramos que dicha construcción revolucionaria corre paralela a la de poner en pie un Bloque anticapitalista, antiimperialista y socialista junto a fuerza del nacionalismo revolucionario y del trosquismo no parlamentarista ni pacifista, es decir, de fuerzas políticas dispuestas a enfrentar con métodos revolucionarios la ofensiva del capital imperialista en perspectiva de un gobierno revolucionario de los trabajadores y el pueblo.

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